La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana: un retroceso que fomenta la impunidad y la inseguridad
Madrid, 04 de Octubre de 2024. Desde Una Policía para el Siglo XXI queremos alertar del reciente acuerdo entre el Gobierno y EH Bildu para modificar la Ley de Seguridad Ciudadana y la profunda preocupación que genera sobre el futuro de la seguridad pública en nuestro país.
Debilitación de la autoridad policial. Esta reforma no solo implica la eliminación del uso de pelotas de goma, que de hecho sería lo menos relevante, sino que plantea un escenario en el que la autoridad policial se ve drásticamente debilitada, abriendo la puerta al aumento histórico de la violencia – más aún del que se viene produciendo- ya que algunos puntos de la misma suponen una invitación tácita a delinquir.
Riesgos en la reducción de sanciones. Con estas modificaciones, se limitan gravemente las acciones de los agentes en situaciones de confrontación. La reforma propone la reducción de sanciones y la despenalización de comportamientos que, hasta ahora, eran considerados graves. Esto no solo disminuye el respeto por la autoridad, sino que también permite que los delincuentes actúen con mayor impunidad, lo que pone en real y grave peligro la seguridad de la ciudadanía.
Protección a los delincuentes. En un contexto de creciente violencia y criminalidad, donde las agresiones a agentes del orden se han vuelto cada vez más frecuentes, este cambio legislativo resulta inaceptable. La idea de que la ley protege más a los delincuentes que a los ciudadanos y a quienes se encargan de mantener el orden, deja de ser percepción para convertirse en alarmante realidad. En lugar de promover un entorno de respeto y colaboración entre las fuerzas del orden y la comunidad, esta reforma parece favorecer a aquellos que eligen transgredir la ley. No en vano ha sido pactada con un grupo político cuya simpatía nunca estuvo con las victimas y sí con los verdugos.
Aumento de la inseguridad ciudadana. La inseguridad que se generará como resultado de esta reforma será palpable. Los policías tendrán limitada su capacidad para actuar, aumentando los delitos y la vulnerabilidad entre los ciudadanos. En lugar de promover la convivencia pacífica, se corre el riesgo de que la calle se convierta en un terreno propicio para el caos y la desconfianza. Los intereses políticos no deben estar por encima de la protección de los ciudadanos y de quienes arriesgan su vida para garantizar su seguridad. Es necesario devolver la autoridad a las fuerzas del orden y darles herramientas para actuar frente a la creciente amenaza de la delincuencia.