Ser MENA es una consecuencia no una condición.

Estar a favor de ello no es estar a favor de proteger a los menores.
Al contrario, es apoyar la estructura social de origen que convierte a menores que deberían tener oportunidades de vida, en MENA, o sea, víctimas de tráfico y trata.

Cualquier sociólogo o trabajador social sabe, de sobra, los motivos que empujan a emigrar a los menores de determinados países.

La pobreza es uno de ellos y no el más importante. El desapego en la crianza, la educación negligente, la inexistencia de límites, conforman la ecuación.

Si en España se detecta una situación en la que un menor es abandonado, sin perjuicio de tutelarlo, inmediatamente se actúa contra los progenitores, tratando de resolver el problema de raíz.

¿Por qué con los menores inmigrantes es diferente y no interesa entender la causa?
Estamos ante una situación que fábrica menores desfavorecidos, que en los primeros años de su ciclo vital no han tenido el desarrollo necesario (que los profesionales sabemos que es fuente de problemas) y estamos encantados.

Todo lo que se nos ocurre es tutelarlos modo «almacén». Sí, almacenarlos en centros de menores que no consiguen el resultado debido porque su trayectoria social es incompatible con nuestro modelo (Pregunten a sus profesionales no a los políticos), que comportan un gasto extraordinario y, una vez llegada la mayoría de edad…bye, bye.

Apoyar el fenómeno MENA, que es tan viejo como el mundo es, hoy día y tal como está planteado, apoyar la esclavitud del siglo XXI, el tráfico y la trata.

Europa no puede pretender constreñir legalmente a muchachos de 13 años que, desde su cuna, no han tenido límites a su libertad.
Habitan las puertas de las casas de apuestas, intermediando préstamos y extorsiones, trapichean con drogas, intentando medrar en su organización… Roban y abusan, porque pueden y porque es el «easy way» cuando ven que, lo que les habían contado los que les trajeron, no era cierto.

También hay chavales excepcionales y podríamos traerlos con seguridad con becas y programas sociales, pero entonces, determinados «expertos» dirían que robamos el capital humano a esos países.

¿No sería mejor implementar políticas de desarrollo? (Aunque no sea nuestra responsabilidad)

Los que les trajeron no son las mafias, que tampoco son condición sino consecuencia, Son los políticos y ciudadanos progres que, en su inconsciencia, incompetencia y soberbia, creen que arreglarán el mundo cuando solo perjudican al débil.

Hablan de solidaridad, las mafias ven €.

Diciendo que son bienvenidos, regalamos a las redes de tráfico la propaganda.
Permitiendo que vengan en masa, regalamos el modo.
Manteniéndolos, sostenemos económicamente todo lo anterior

Las ONG los legitiman y dan cobertura internacional

Esos menores siguen sin protección
Las mafias usan a menores y mujeres como parapeto para actividades igual de asquerosas que el tráfico de personas.
Prostitución, proselitismo yihadista, drogas al menudeo, delincuencia común, agresiones sexuales, entre ellos, hacia ellos y hacia terceros, son otras consecuencias.

Si quieres que un niño no se convierta en MENA, o sea, desamparado fuera de su hogar, medita el flaco favor que hacen quienes los engañan para que vengan prometiéndoles un falsa realidad para, luego, abandonarlos, explotarlos con fines delincuenciales, sexuales o, peor; políticos.

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